lunes, 21 de julio de 2008

Poemas.

He escuchado tus verdades
y tus oídos se han vuelto sordos
a mi sinceridad, continuadamente.
Me has negado
y he callado.
Y proclamas tu verdad
a los cuatro vientos
creyendo que renaces.
Mejor así.
Tú, poeta que sólo finges,
-cadáver, cadáver-
yo, sangre que no quiere vencerse.




Aquí y ahora,
fantasma apesadumbrado que vaga sin rumbo,
tapete polícromo de palabras y destierros.
Aquí y ahora,
hoja que mueve el viento con rumbo desconocido,
música detenida en un compás de cuatro por cuatro,
cascada de hojas muertas que espera ser abono,
espeso musgo aferrado a inertes muros,
piedra del camino que se quiebra con el hielo,
venero de aguanieve escondido en agreste rimero.


Mañana será otro día
cuando llegue el ánimo
o cuando el fuego se avive
aventado por lenguas rojas.

Mañana será otro día
cuando la ventisca no silbe
o cuando el frío no entierre sueños
vencidos en la helada tierra.

Mañana será otro día
cuando la apatía se derrita
o cuando la pasividad petrificada
se retire de los cuerpos desmadejados.

(Fotografías cedidas por Cristina R.)


viernes, 18 de julio de 2008

Miénteme



Miénteme con tus palabras
que aún preñadas de silencios
escucho a través del viento.
Líame con tu sonrisa
incintándome a seguirte
aunque camines de prisa.
Créeme cuando te grito
que una tarde de domingo
te quisiersa desvestir.

Enrédame entre tus rizos
hilando una telaraña
que no me deje escapar.
Embrújame con tu perfume
que penetra por mis poros
mermando mi sensatez.
Teje entre tus manos y mi vientre
una saya de serpiente
que no mude nunca piel.

Átame entre tus brazos
y anudada en tu regazo
yo me quisera dormir.
Quiero que me líes poco a poco
para así saborear
mucho más tiempo tu piel...

martes, 15 de julio de 2008

Natura et Nartura.

En febrero de 2001 se anunció que el genoma humano no contiene cien mil genes como se creía, sino sólo treinta mil. Esta revisión llevó a los científicos a pensar que no existen suficientes genes humanos para todos los tipos diferentes de comportamiento, por lo que nuestro carácter debe de formarse a partir del entorno o del ambiente, no de la genética.

Desde 1900, año que comenzó la genética molecular y sobretodo desde 1953, año en que Craig Venter descifra la secuencia completa del genoma humano, existe dentro de la comunidad científica una dicotomía entre los partidarios de que nuestro entorno es decisivo en la diversidad de la especie humana y entre los que defienden la herencia genética como única clave que influye decisivamente en nuestra naturaleza.

A raíz del nuevo descubrimiento en el año 2001, esa pugna se agudiza entre los defensores de la "natura"- naturaleza o herencia y los partidarios de la "nurtura" -el entorno o ambiente- que englobaría la educación, la cultura, la familia y todos aquellos elementos externos que pueden influir en nuestra naturaleza.

El investigador Matt Ridley, después de 100 años de enfrentamientos, señala que el ambiente depende de los genes y que los genes necesitan de él, ya que éstos absorben experiencias formativas, reaccionan a factores sociales e incluso hacen funcionar la memoria. El ser humano es una mezcla de voluntad libre y a la vez está infuido por el instinto y la cultura. Es una interacción entre ambos factores: natura y nartura.

Los genes son los que gestionan que la mente humana aprenda, recuerde, cree lazos afectivos, absorba cultura, Pero éstos no son meros títeres, ni son solamente los portadores de la herencia. Su actividad dura toda la vida y se activarán y desactivarán mutuamente respondiendo al ambiente. Puede que dirigan la construcción del cuerpo y el cerebro en el útero, pero luego se ponen a desmantelar y reconstruir lo que han hecho casi inmediatamente en respuesta a la experiencia y las circunstancias ambientales que encuentran el el camino.
Sostiene frente a los genetistas o partidarios exclusivamente de la herencia y los empiristas o ambientales, partidarios sólamente del entorno, que los seres humanos somos el resultado de una interacción entre los dos: herencia y ambiente. Los genes influyen en la conducta pero lo hacen a través del mundo que hay alrededor.
 REDLEY, Matt:Qué nos hace humanos. Ed. Tauros.


sábado, 12 de julio de 2008

Dos gotas de agua. (Poesía compartida)

De Davinia.

Dos gotas de agua rodaron
suavemente por tus mejillas,
depositándose en tus labios.
Al saborearlas comprendí
que no eran gotas de lluvia,
sino que estabas llorando.

De Isoba.

Dos gotas de agua resbalaron
muy lento por tus mejillas
hasta quedar atrapadas
en las comisuras de tu boca.
Y, al darte un beso de despedida,
tu sabor proclamó que te alejabas.

---Pinturas de Roy Lichenstein---