y tus oídos se han vuelto sordos
a mi sinceridad, continuadamente.
Me has negado
y he callado.
Y proclamas tu verdad
a los cuatro vientos
creyendo que renaces.
Mejor así.
Tú, poeta que sólo finges,
-cadáver, cadáver-
yo, sangre que no quiere vencerse.
Aquí y ahora,
fantasma apesadumbrado que vaga sin rumbo,
tapete polícromo de palabras y destierros.
Aquí y ahora,
hoja que mueve el viento con rumbo desconocido,
música detenida en un compás de cuatro por cuatro,
cascada de hojas muertas que espera ser abono,
espeso musgo aferrado a inertes muros,
piedra del camino que se quiebra con el hielo,
venero de aguanieve escondido en agreste rimero.
Mañana será otro día
cuando llegue el ánimo
o cuando el fuego se avive
aventado por lenguas rojas.
Mañana será otro día
cuando la ventisca no silbe
o cuando el frío no entierre sueños
vencidos en la helada tierra.
Mañana será otro día
cuando la apatía se derrita
o cuando la pasividad petrificada
se retire de los cuerpos desmadejados.
fantasma apesadumbrado que vaga sin rumbo,
tapete polícromo de palabras y destierros.
Aquí y ahora,
hoja que mueve el viento con rumbo desconocido,
música detenida en un compás de cuatro por cuatro,
cascada de hojas muertas que espera ser abono,
espeso musgo aferrado a inertes muros,
piedra del camino que se quiebra con el hielo,
venero de aguanieve escondido en agreste rimero.
Mañana será otro día
cuando llegue el ánimo
o cuando el fuego se avive
aventado por lenguas rojas.
Mañana será otro día
cuando la ventisca no silbe
o cuando el frío no entierre sueños
vencidos en la helada tierra.
Mañana será otro día
cuando la apatía se derrita
o cuando la pasividad petrificada
se retire de los cuerpos desmadejados.
(Fotografías cedidas por Cristina R.)