martes, 15 de julio de 2008

Natura et Nartura.

En febrero de 2001 se anunció que el genoma humano no contiene cien mil genes como se creía, sino sólo treinta mil. Esta revisión llevó a los científicos a pensar que no existen suficientes genes humanos para todos los tipos diferentes de comportamiento, por lo que nuestro carácter debe de formarse a partir del entorno o del ambiente, no de la genética.

Desde 1900, año que comenzó la genética molecular y sobretodo desde 1953, año en que Craig Venter descifra la secuencia completa del genoma humano, existe dentro de la comunidad científica una dicotomía entre los partidarios de que nuestro entorno es decisivo en la diversidad de la especie humana y entre los que defienden la herencia genética como única clave que influye decisivamente en nuestra naturaleza.

A raíz del nuevo descubrimiento en el año 2001, esa pugna se agudiza entre los defensores de la "natura"- naturaleza o herencia y los partidarios de la "nurtura" -el entorno o ambiente- que englobaría la educación, la cultura, la familia y todos aquellos elementos externos que pueden influir en nuestra naturaleza.

El investigador Matt Ridley, después de 100 años de enfrentamientos, señala que el ambiente depende de los genes y que los genes necesitan de él, ya que éstos absorben experiencias formativas, reaccionan a factores sociales e incluso hacen funcionar la memoria. El ser humano es una mezcla de voluntad libre y a la vez está infuido por el instinto y la cultura. Es una interacción entre ambos factores: natura y nartura.

Los genes son los que gestionan que la mente humana aprenda, recuerde, cree lazos afectivos, absorba cultura, Pero éstos no son meros títeres, ni son solamente los portadores de la herencia. Su actividad dura toda la vida y se activarán y desactivarán mutuamente respondiendo al ambiente. Puede que dirigan la construcción del cuerpo y el cerebro en el útero, pero luego se ponen a desmantelar y reconstruir lo que han hecho casi inmediatamente en respuesta a la experiencia y las circunstancias ambientales que encuentran el el camino.
Sostiene frente a los genetistas o partidarios exclusivamente de la herencia y los empiristas o ambientales, partidarios sólamente del entorno, que los seres humanos somos el resultado de una interacción entre los dos: herencia y ambiente. Los genes influyen en la conducta pero lo hacen a través del mundo que hay alrededor.
 REDLEY, Matt:Qué nos hace humanos. Ed. Tauros.


2 comentarios:

Davinia dijo...

No entiendo mucho del tema, pero estoy de acuerdo con Mat Ridley, creo que somos el resultado de una mezcla entre la genética -eso no lo pongo en duda-, el ambiente en que nos movemos y supongo que nuestra predisposición "personal" para absorver y filtrar de un modo u otro lo vivido.

(...)


Aquí no llueve, pero me contaban esta tarde que ha habido inundaciones por Andalucia, en Jerez concretamente, yque en otros lugares como Málaga no les cae una gota en todo el año...

Besos y lametones varios para repartir.

Antonio Martín Bardán dijo...

Bueno, creo que está claro que seres humanos nacidos y criados en un mismo ambiente tomarán casi siempre rumbos similares en sus vidas, aparte los pequeños matices causados por las diferentes experiencias personales. Pero también está claro -o al menos así lo veo- que cada ser humano es distinto y único en su particular forma de sentir y reaccionar ante un mismo ambiente.
Por lo cual, tengo que estar de acuerdo en que somos una mezcla de ambas cosas. Como dice Isoba, la herencia nos marca y el ambiente también.
Pero creo que hay dentro del ser humano una tercera posibilidad..., escoger la opción de la libertad, salirse del cauce genético y saltarse las barreras ambientales, pasar sobre las circunstancias de puntillas y guardar la herencia de los abuelos en un cajón cerrado.
De esto nos hablan, en su lenguaje muchas veces críptico, ciertos sueños y ciertos poemas.
Y es que más allá de la genética familiar y la circunstancia personal, hay otro nivel más profundo, lleno de nuevas ventanas y puertas, que podemos y debemos explorar.

Un saludo de Antonio.